
- Jun 10, 2022
- Editor Grupo Prides
- Automatización, Futuro
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Automóviles autónomos: ¿dónde estamos y para dónde vamos?
Aunque podemos encontrar experimentos sobre automóviles que se conducen solos desde 1939, y muchos intentos más en las siguientes décadas, el verdadero desarrollo e investigación aumenta exponencialmente en los últimos diez años. Sin embargo, desde lo comercial, por ahora solo tenemos asistencias simples, lejos de una autonomía robótica como la prometida en Los Supersónicos.
Aún así el crecimiento en el sector está lejos de detenerse: las proyecciones actuales apuntan a que para 2035 se venderán más de 21 millones de automóviles autónomos alrededor del mundo, con una cifra acumulada de 76 millones para ese punto. Según la firma consultora Fehr and Peers, para 2050 más de la mitad del tráfico en EEUU será autónomo y startups como Waymo, Cruise, Argo y Zoox trabajan en la tecnología de punta que implementarán los líderes de la industria.
Mientras ese futuro llega, poco ha cambiado en nuestras costumbres de transporte diario y la conversación sobre automóviles autónomos ha bajado el volumen elevado de hace unos cuantos años, pues nos hemos dado cuenta que el prospecto de dormir una plácida siesta detrás del volante durante un trayecto largo se mantiene como una fantasía no tan cercana.
Si los ingenieros sufren dolores de cabeza al programar vehículos para seguir distintas leyes, caminos y señales de tránsito, sólo podemos imaginar el reto que puede representar crear un algoritmo que decida quién va primero en un alto con cuatro vías en el que se involucran, además de automóviles, también ciclistas y peatones.
Otras áreas involucran aspectos aún más técnicos como el desarrollo de sensores que funcionen sin problemas bajo cualquier condición de clima y visibilidad, o enseñar a los autos cómo responder a eventos inesperados como la diferencia entre un grupo de aves cruzando el camino y un grupo de hojas de árbol, pues ambos podrían colisionar con el auto pero con resultados muy diferentes.
Todavía quedan muchas piezas por acomodar en este rompecabezas, que parece necesitar de todavía más talento y dólares de los que tiene actualmente, para perfeccionar sistemas autónomos predecibles, confiables y seguros. Pero eso no significa que no podamos desde ya ver nuestro destino.
Impacto social y económico
Por un lado tenemos la posibilidad de un futuro más ordenado, más limpio, más espacioso y más productivo:
Si los desarrolladores de la tecnología necesaria logran su cometido, la cifra de más de 3000 personas que mueren anualmente en accidentes de tráfico alrededor del mundo podría ver su número dramáticamente reducido. Además de estas muertes, se podrían evitar muchísimos accidentes no fatales.
La productividad podría incrementar para quienes puedan dedicar su tiempo de transporte al trabajo, dedicándose a responder correos o tener reuniones sin tener que poner atención al camino.
Una ciudad con una flotilla de automóviles totalmente automatizada podría tomar decisiones fundamentalmente distintas a la lógica bajo la que se trabaja el desarrollo y planeamiento urbano predominante, bajando a los automóviles en la lista de prioridades del espacio público para repensar el lugar del transporte público, los ciclistas y los peatones.
Se estima que los autos se usan apenas un 5% del tiempo, por lo que eliminar el espacio que actualmente requieren objetos sin propósito inmediato, bajo la premisa de que estos sean capaces de transitar desde un “hub” que les administre, nos podría ayudar a superar la pesadilla de edificios históricos siendo demolidos para construir parqueos, mientras los espacios dedicados a esto podrían ser desarrollados para otros propósitos.
Por otro lado, el horizonte de los automóviles autónomos no carece de nubes grises. En este caso, la mayor razón de estrés es la pérdida de trabajos. Si ya las aplicaciones de ride-sharing ejercen una presión extraccionista con los salarios, no hay duda que esas flotillas comerciales serán automatizadas lo más pronto posible.
Sólo en Estados Unidos hay 3.5 millones de camioneros profesionales, y todos tienen su oficio en riesgo. Con ellos, también temen los encadenamientos productivos relacionados, como las gasolineras, repuesteras y fábricas.
La automatización de un sector tan integral a la sociedad como el transporte tendrá repercusiones que se sentirán mucho más allá de las calles.
Disrupción drástica
Como con cualquier tecnología revolucionaria, los negocios que no logren adaptarse lo suficientemente rápido podrían enfrentar las consecuencias.
Según los futuristas, las empresas dedicadas a manufactura de autos, proveedores de refacciones, vendedores, aseguradoras, parqueos y un sinfín de industrias aledañas podrían perder cientos de millones de dólares, mientras los gobiernos podrían ver un decrecimiento en los ingresos por licencias, multas, impuestos y tarifas relacionadas. Los cambios más drásticos pronosticados son un cambio hacia la propiedad compartida de los vehículos y una cantidad reducida de autos congestionando el tránsito.
Las maneras en las que el juego puede cambiar son más de las pronosticadas.
¿Por qué usar materiales ultra rígidos si los accidentes serán inexistentes? ¿Para qué pagar un parqueo mensual cercano al trabajo si nuestro automóvil puede dejarnos, volver a parquearse en nuestro hogar, y recogernos al finalizar nuestro horario laboral? ¡Hasta podríamos viajar mientras dormimos!
La magnitud del cambio es tal que, según un reporte de Lux Research, el sector proyecta un total de $87.000 millones en oportunidades para los fabricantes y desarrolladores, donde quienes se llevan el mayor trozo del pastel son los desarrolladores de software.
Aún así, nos esperan interesantes sorpresas en el sector de manufactura. ¿Cuánto tendremos que esperar para normalizar automóviles con 4 asientos orientados para tener conversaciones en vez de poner atención al camino?
En conclusión
Los vehículos autónomos podrían ser la norma en cuestión en dos o tres décadas, quizás su costo, conveniencia y seguridad, entre otros factores, los pueden hacer indispensables. Con tal revolución tecnológica a nuestras puertas, las empresas que logren planear a tiempo para ajustarse rápidamente van a sobrevivir y crecer, mientras quienes se aferren al pasado necesitarán innovarse o arriesgarse a desaparecer.