
- Feb 2, 2022
- Editor Grupo Prides
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2022: Elecciones y tecnología
Crayola en mano, papeleta con banderas, fotos en primer plano y nombres de partidos políticos, todo en una urna que dice “el voto es secreto”. Probablemente usted ha pasado por esto una o varias veces, y de no haberlo pasado, le acabamos de hacer un spoiler de como son las votaciones en Costa Rica.
Con lapicero, tinta o crayola, las formas cambian, pero el papel sigue siendo el protagonista de los procesos electorales a nivel internacional, principalmente en los países subdesarrollados, donde la brecha tecnológica es alta.
Aunque algunas tareas como el registro electoral, la votación y el escrutinio permanecen casi sin alteraciones desde el inicio de los procesos democráticos más “modernos”, hay una realidad, y es que la inteligencia artificial empezó a hacer una aparición acelerada, efectiva y necesaria, que ha dejado una serie de experiencias y posiciones contrarias en los países que han incorporado la tecnología en el proceso electoral y su población.
Posiblemente, lo primero que se nos viene a la mente cuando pensamos en Inteligencia Artificial (IA) en los procesos electorales sea el “voto electrónico”, no obstante, el uso de la tecnología va más allá de lo evidente y se hace presente en nuestras acciones cotidianas. Por ejemplo, a través de la aplicación Messenger de Facebook, los diferentes partidos políticos configuran sus campañas y publicidades para que generen respuestas e interacciones automáticas por parte de la población, con el fin de que ésta aporte inquietudes, molestias y puntos de vista que posteriormente abordan en detalle en sus redes sociales o incluyen en sus propuestas.
Quizás pensemos que nuestras sutiles interacciones en redes sociales durante este proceso electoral 2022, no hayan revelado información sobre nosotros a los partidos políticos, pero la realidad es que saben más de nuestros temas de interés, nuestras posiciones políticas e intenciones de voto, de lo que nosotros pensamos.
Para contextualizarles, vamos a escalas más grandes. En las elecciones del 2016 en Estados Unidos, según lo menciona el MIT Review se utilizó la IA para la creación de un archivo de votantes, en otras palabras una base de datos integral que consolida el registro de electores a nivel estatal y que se compone de los nombres, direcciones y afiliación política; además, los partidos podían recurrir a proveedores de datos que complementan estos bancos de información con otras fuentes, por ejemplo: demográficos, estados financieros y de estilo de vida.
Este archivo de votantes proporciona la información que orienta las acciones de marketing de cada partido político con el propósito de “hablarles en el mismo idioma” de las necesidades y expectativas que tienen sobre el futuro gobierno, de esta manera con su campaña política buscan obtener el voto o donaciones para el financiamiento de esta. De acuerdo con el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) la mayoría de los archivos de votantes probablemente tengan entre 500 y 2,500 puntos de datos por persona.
Puede que en el plano nacional no se recopilen tantos datos por persona, pero lo cierto es que cada punto de información es vital para el desarrollo de esta contienda política. Por ejemplo, el Big Data es una de las tendencias para el desarrollo de la estrategia electoral a nivel latinoamericano, se estima que Costa Rica y Colombia tendrán las elecciones más digitales de la historia de ambos países y que la utilización de Big Data e Inteligencia Artificial podría ser el juego ganador del aspirante a presidente que más saque provecho de estas tecnologías.
Inclusive, algunos candidatos presidenciales han hecho importantes propuestas sobre la incorporación de la IA para combatir el narcotráfico, mejorar los sistemas de salud, entre otras ideas que podremos profundizar en otro artículo. Pero antes, ustedes se preguntarán ¿por qué las elecciones más digitales si seguimos votando en papel?
No solo el voto electrónico hace que un proceso electoral sea más digital, también lo hacen estas estrategias de análisis de datos que aportan las personas votantes, los sistemas de reconocimiento e interpretación de caracteres para digitalizar datos a través de escáneres de uso ofimático o bien en el análisis de las encuestas, como la utilizada por Telenoticias de Canal 7 en sus reportajes políticos que cotidianamente se ven en la pantalla chica.
Otra forma en la que se han usado los datos que proporcionamos como votantes, muchas veces sin leer o comprender cuáles van a ser las condiciones de uso de esa información, es la que desarrolló la aplicación Polly, esta usa IA para crear, medir y tomar decisiones basándose en encuestas de Slack, de esta manera puede predecir, entre otras cosas, cuál será nuestra decisión de voto. Como dato interesante de Polly, en el 2016 predijo tanto el Brexit como la victoria electoral de Donald Trump.
En el plano costarricense, recientemente, en las elecciones internas de uno de los partidos tradicionales, se midió el Índice de Proyección Pública a través de Inteligencia Artificial. Naveler fue la herramienta encargada de evaluar en tiempo real el grado de aprobación pública de los candidatos a través del Sentiment Analysis y la valoración semántica de miles de datos, que arrojó información sobre cuál podría ser el candidato electo y las razones por las que, mayoritariamente, la población votó por él.
Sin duda alguna la IA genera soluciones, propuestas y proyecciones de gran valor, pero según sean los fines, también puede ser una herramienta política para campañas no tan limpias que manipulan contenido audiovisual. Esto es más conocido como deepfakes, que son imágenes reales modificadas de forma artificial por medio de algoritmos y técnicas de machine learning para alterar discursos políticos. Mayoritariamente se ha usado por ciudadanos para fines de entretenimiento, en una palabra: memes.
Es muy probable que hayamos sido consumidores de estos memes, más en este periodo electoral que estamos viviendo, pero lo importante es también ser receptores y consumidores de esa otra parte de la tecnología que aporta análisis, índices y predicciones basadas también en nuestros propios intereses.
¿Qué pasa si dejáramos el papel de lado?
Probablemente esto implicaría que Costa Rica haya avanzado en temas de brecha digital, entre otras cosas, lo que cual ya sería una buena señal.
Lo cierto es que el voto electrónico promete una serie de soluciones como la agilización del procesamiento de los resultados y la transparencia de éste, la mejora de la información pública sobre todo el proceso electoral, reduce los costos de producción y generación de información y muy importante, se estima que en los países donde se ha implementado esta tecnología, ha llegado a fortalecer los procesos democráticos.
No obstante, no podemos dejar de lado los retos que trae también este tipo de votación, principalmente en temas de seguridad y confiabilidad, el procesamiento de los sistemas y también el acceso de todas las personas al derecho al voto.
Ante esto, expertos insisten en la tecnología Blockchain, como herramienta para implementar el voto telemático. Defienden que la implementación de esta tecnología no solo aumenta la seguridad de los procesos electorales, al no poder modificar el voto una vez emitido, también ahorra millones al Estado y acerca el voto a cada hogar, porque desde el teléfono o la computadora se podría realizar esta acción. Algunos países como Brasil, Japón, Estonia, EE. UU. y Suiza, desarrollaron esta tecnología con éxito.
Al avanzar en temas de voto electrónico, implicaría que Costa Rica de pasos en otros ámbitos económicos y sociales importantes, así que esperemos que estos cuatro años nos sirvan para avanzar y quizás en las elecciones del 2026 no tengamos que usar la crayola.